Amor
Amor Cuando empieza el año nuevo, siempre parece que tenemos una hoja en blanco para comenzar algo con ilusión: nuevos proyectos, propósitos y el esfuerzo de ser indulgentes y constructivos con lo que no fue positivo en el año que termina. Aunque esté muy trillado hablar de propósitos, a mí me gusta aprovechar los días de vacaciones de Navidad para, al igual que limpio el móvil, resetearme a mí misma de cara al nuevo año. Es bueno fraccionar el tiempo, olvidar el pasado y prepararse para el futuro. Conozco personas de mi entorno que viven permanentemente en el pasado, lo cual les impide gobernar su futuro. Yo, por el contrario, tengo algo claro a mis 54 años: sé qué quiero y qué no quiero, y eso es muy importante, aunque no siempre consiga lo que deseo. Cuando era más joven, me preocupaba mucho el trabajo, los resultados y demostrar que era válida en lo que hacía. En ese tiempo mi foco estaba en cosas muy pequeñas y, hoy, me doy cuenta de cuán estúpida e ignorante fui. Por ello, ...