CONVERSACIÓN CON
JESÚS DE LA MISERICORDIA DURANTE 30 DÍAS.
Mi Jesús, en ti deposito
toda mi confianza, Tu sabes de todo Padre y Señor del Universo, eres el Rey de
Reyes.
Tú, que hiciste al
paralitico andar, al muerto vivir, al leproso sanar .
Tú que conoces mis angustias y ves mis lágrimas, bien sabes
divino amigo como preciso alcanzar de ti esta gracia
(pedir la gracia)
Haz Divino Jesús, que antes de que termine esta conversación que tendré contigo durante 30 días, yo pueda
alcanzar esta gracia que te pido con mucha fe y esperanza.
Mi conversación contigo divino maestro me da ánimo y alegría
para vivir, solo de ti espero con fe y esperanza
(pedir la gracia con fe)
Con gratitud mandaré a imprimir mil oraciones para que otros
que precisen de ti, aprendan a tener confianza en tu misericordia.
Dejaré las oraciones en las iglesias para que sean
divulgadas.
Ilumina mis pasos, así como cada mañana el sol ilumina el
amanecer y testifica nuestra conversación.
Jesucristo tengo
confianza en ti y cada día más aumenta mi fe en ti.
“OCUPATE TU”
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la
vida? Déjame el cuidado de tus cosas y todo irá mejor.
Cuando te entregues a mí, todo se resolverá con
tranquilidad, según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras
exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con
calma:
¡Jesús, yo confío en
ti!
Evita las preocupaciones angustiosas y los pensamientos
sobre lo que puede suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer
tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Entrégate con
confianza a mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime
frecuentemente:
¡Jesús, yo confío en Ti!
Lo que más daño me hace es tu razonamiento y tus propias
ideas, y querer resolver las cosas a tu manera cuando me dices:
¡Jesús, yo confío en
Ti!
No seas como el paciente que le dice al médico que lo cure,
pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no
tengas miedo, yo TE AMO.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu
oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía. Continúa
diciéndome a toda hora:
¡Jesús, yo confío en
ti!
Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con
tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso, agitarte, angustiarte y
quitarte la paz. Confía en mí, reposa en mí. Entrégate a mí. Yo hago los
milagros en la proporción de la
entrega y confianza que tienes en mí. Así que no te preocupes. Echa en mí todas tus angustias y duerme
tranquilo. Dime siempre:¡Jesús, yo
confío en ti!
Y veras que grandes
Milagros
TE LO PROMETO POR MI AMOR
Comentarios
Publicar un comentario